martes, 20 de mayo de 2008

Manual del Delegado


Este MANUAL dice cosas que el Delegado ya conoce y agrega algunas otras que pueden ayu­darlo a resolver especialmente situaciones nuevas e imprevistas. De todas maneras, le permite tener siempre a mano recomen­daciones útiles.
Sin embargo, lo más importante es siempre el buen criterio del DELEGADO. El será su mejor GUIA en el desempeño de sus funciones.


EL SINDICATO
El Sindicato nació y creció para lograr que todos los hombres y mujeres que trabajan pudieran vivir y realizar sus tareas en las mejores condiciones posibles. A nadie se le ocurriría hoy negar que el buen nivel de vida y de trabajo que conquistan a diario obreros y empleados de todo el mundo, lo deben a la acción de sus Organizaciones Sindicales.
Porque es e! Sindicato el que logra salarios cada vez más justos; horarios más razonables; condiciones más saludables en los lugares de trabajo; licencias; vacaciones; el cuidado de la salud de los trabajadores y de sus familias; la organización de días de recreación y de turismo; la formación de cooperativas y mutuales; el otorgamiento de préstamos y tantas otras cosas.
Pero el Sindicato va mucho más lejos en sus propósitos: en el mundo moderno, es la única herramienta con que cuentan los trabajadores para conseguir que las grandes conquistas de la humanidad se apliquen en beneficio del hombre y no para otros fines.

Claro que sabemos que existen muchos sectores que atacan al Sindicato porque quieren debilitar y aún destruir al movimiento obrero organizado; como también sabemos que si bien es muy grande la cantidad de obreros y empleados que comprenden el valor y la importancia de la Organización Sindical, son menos quienes prestan su apoyo decidido para que ella sea cada vez más grande, fuerte y eficaz.

Todo esto crea a los trabajadores, militantes y dirigentes una enorme responsabilidad: dar lo mejor de cada uno, a costa de sacrificios si es necesario, para engrandecer su Sindicato y luchar permanentemente para permanecer unidos alrededor de él.

EL DELEGADO
El Delegado es una de las personas más importantes en toda organización gremial. Es el primer y básico escalón de la jerarquía sindical.
El es el representante directo de los trabajadores de una empresa, sección, oficina, etc., ante las autoridades de las mismas.
El es el representante de sus compañeros ante el Sindicato.
El es el único representante de su Sindicato que está permanentemente en el lugar de trabajo.
De esta manera, el Delegado cumple una fundamental función de enlace, en una especie de camino de "doble mano" o "de ida y vuelta":
1-Ante la Empresa:
-Transmite a sus autoridades los problemas de sus compañeros y los defiende.
-Informa a los trabajadores sobre la respuesta de la Empresa.
2- Ante el Sindicato:
-Interesa a los trabajadores en la vida de su Sindicato, los comunica con él y procura la participación activa de todos los compañeros en la vida sindical.
-Mantiene informados a los trabajadores sobre qué hace, cómo lo hace y qué piensa hacer el Sindicato y les hace conocer las directivas de éste.

Por qué se elige Delegado a una determinada persona.
El Delegado es elegido libremente por sus compañeros de trabajo, por unanimidad o por mayoría.
Si lo han preferido a otros candidatos es porque confían en sus cualidades: seguramente, porque lo consideran el más laborioso; el más honesto; el que pondrá el mejor criterio, la máxima inteligencia y el mejor corazón para defender los intereses de sus compañeros; en suma, porque están convencidos de que es uno de los mejores hombres del grupo, si no el mejor, para representarlos.
No se trata de que el Delegado deba ser el más "valentón" ni el más "sabelotodo". Bastará con que sea prudente, bien dispuesto, habilidoso y que conozca todo aquello que es indispensable para cumplir bien la función que le han encomendado.
Ser Delegado es un verdadero honor, aunque la tarea que tenga que cumplir no resulte demasiado fácil. Siempre estará más expuesto a la crítica que al aplauso porque todas las miradas (de sus compañeros, de la Empresa, del Sindicato) estarán fijas en él. Como se ve, ser Delegado significa también una seria respon¬sabilidad. Pero vale la pena asumirla porque el cariño y el respeto que merecerá su buena actuación es la mayor recompensa a que debe aspirar un militante sindical. Seguramente, al término de su mandato preferirá ser despedido con aclamaciones y aplausos y no con indiferencia.

Por ahora, el Delegado debe recordar dos cosas importantes para su mejor desempeño:
1.Aunque no todos sus compañeros lo hayan votado (puede haber sido elegido por simple mayoría) desde el momento en que es Delegado lo es para Todos. Ya no es el Delegado de sus amigos ni de quienes decidieron su elección. Ahora es el Delegado de Todos los compañeros y a Todos debe dedicarle su mayor atención.
Al proceder así, además de cumplir con un deber fundamental del cargo que desempeña, se atraerá mayores simpatías y se hará acreedor al respeto general.
2. La confianza que sus compañeros depositan en el Delegado lo obliga no sólo a atender cuidadosamente sus intereses y a defenderlos con el mayor empeño, sino también a convertirse en un Guía permanente —casi un verdadero maestro— de todos aquellos a quienes representa. Por el prestigio de que goza, si se desempeña bien, sus compañeros recurrirán a él para formularle consultas y pedirle consejos aún en problemas ajenos a los del trabajo. Y el Delegado deberá estar siempre atento para escuchar, responder y aconsejar.

Las funciones del Delegado
No es fácil enumerar todas las obligaciones de un Delegado. El tiempo, la experiencia que acumulará en el ejercicio de su tarea, la consulta permanente con los dirigentes, etc., le irán enseñando cuáles son los pasos que deberá dar; en cuáles cuestiones tiene que intervenir y en cuáles no; cómo debe hacerlo y ante quien o quienes; en suma, la práctica diaria y su propio criterio le señalarán cuanto es necesario para llegar a ser un buen Delegado.
Por ahora, anotaremos algunas cosas que es necesario tener presente y que luego explicaremos en detalle:
1. En primer lugar, el Delegado se desempeñará de tal manera que los compañeros vean en él al mejor defensor de sus intereses. Conseguirá así que lo respeten y que lo acompañen.
2. Procurará que la Empresa cumpla estrictamente con las Leyes y Convenios de Trabajo y que respete y considere al trabajador fundamentalmente como ser humano.
3. Contribuirá al fortalecimiento de su Sindicato, cumpliendo co¬rrectamente con sus funciones e interesando a los compañeros para que participen activamente en la vida de su Organización Sindical.

El Delegado y los Trabajadores
Hemos dicho que el Delegado representa a todos sus compañeros de trabajo.
Su primera obligación consiste en conocerlos uno a uno; ante todo, sus nombres; luego sabrá cómo son (habrá algunos muy laboriosos y dedicados a su ocupación; otros serán menos trabajadores y hasta se encontrará algún perezoso; estarán los muy conversadores, inquietos y juguetones; otros serán retraídos, muy serios y poco comunicativos; habrá quienes siempre están quejándose de algo o por algo; no faltarán otros que, por su timidez, se "guardan" sus problemas; y así muchísimos otros casos diferentes). El Delegado tendrá que llegar a conocerlos lo más íntimamente posible para saber cómo debe manejarse con cada uno de ellos en cada circunstancia.
La conversación permanente con los compañeros es el arma más importante con que cuenta el Delegado, para estar cerca de ellos; para comprenderlos mejor y ser comprendido; para ganar la confianza de los menos decididos; para poder llegar a establecer con seguridad, incluso, cuándo una queja es valedera o no. El interés y la buena voluntad del Delegado son otros valiosos aliados de su misión.
Pero no basta con que el Delegado mantenga diálogo permanente con sus Compañeros, ni preste interés a sus planteos ni ponga su mejor buena voluntad para atenderlos. El Delegado debe, además y fundamentalmente, saber escuchar, aún en los casos en que el asunto parezca o sea de menor importancia. Escuchar y comprender hasta convertir la cuestión en propia: sólo de esa manera podrá asumir de verdad la defensa del compañero, si ello corresponde; dar una cordial respuesta negativa, si cabe; proporcionar un buen consejo, si de eso se trata. Así la respuesta podrá ser acertada, conveniente y justa.
Proceder de esta manera irá convirtiendo al Delegado en un verdadero líder. Pero entendamos bien: de un líder democrático, porque si bien su poder es mucho, le ha sido otorgado por los trabajadores para un tiempo determinado y debe saber usarlo.

El delegado y la Empresa
Así como para cumplir bien con su misión es necesario que el Delegado conozca perfectamente a sus compañeros, no es menos importante que se forme la idea más clara posible de la Empresa donde trabaja y donde comparte con el resto de los obreros, empleados y jefes, las dos terceras partes de su tiempo diario.
Tiene que empezar por lograr completo dominio de su lugar de trabajo; qué tipos de tareas se realizan en él; que clase de máquinas se utiliza; cómo es el ambiente en que se desenvuelven las tareas; cual es la forma de pago que se emplea; etcétera.
Luego debe esforzarse por llegar a compenetrarse también, acerca de quiénes y cómo son los capataces, supervisores, jefes y gerentes, ya que será ante ellos que formulará sus planteos y con ellos discutirá los distintos problemas que aqueja al resto de los trabajadores.

Igualmente en el mundo en que vivimos, no puede permanecer ajeno sobre todo cuanto haga el desenvolvimiento de la empresa: cómo se maneja; qué dificultades tiene; qué ganancias produce; si los medios de producción que se emplean son buenos, regulares o malos; si es conveniente y posible reemplazarlos para obtener mayores resultados materiales y mejores condiciones de trabajo; etcétera.
Informado de los problemas y características de la Empresa, el Delegado procurará mantener cordiales relaciones con quienes la representan. También aquí el diálogo franco, abierto, respetuoso pero firme, es una herramienta de extraordinaria eficacia.
Recordemos que el Delegado lleva las quejas de sus compañeros ante las autoridades de la Empresa y las defiende frente a ellas; luego trasmitirá a los integrantes del grupo las correspondientes respuestas. De su conocimiento de hombres y cosas; del tacto, prudencia y firmeza que ponga en el diálogo con la Empresa; dependerá en mucho el éxito de su gestión.

El Delegado y el Sindicato
Así como el Delegado es el portavoz de sus compañeros con la Empresa y e Sindicato, es también el representante del Sindicato ante la Empresa y sus trabajadores.
Sí, como hemos visto, es su deber conocer a cada uno de quienes trabajan en su grupo y a la propia Empresa en su desenvolvimiento está obligado, naturalmente, a tener una idea muy precisa de su Organización Sindical. Dijimos ya que el Delegado es el enlace insustituible entre trabajadores y Sindicato y que cumple esa función en una forma de camino de “ida y vuelta”
Veamos, entonces, de qué manera realiza esa tarea:
1. Es necesario que esté permanentemente al tanto de la política y de los programas de su Organización y del tipo de labores que cumple; cómo las lleva a cabo; cuáles son los beneficios que brinda a los afiliados; etc.; para lo cual es conveniente:
a) Que concurra a su Sindicato cuantas veces pueda, aunque no tenga ningún problema concreto para plantear ni haya sido expresamente convocado. El contacto frecuente con los dirigentes de la Asociación y con Delegados de otras Empresas le permitirá un adecuado conocimiento del manejo del Sindicato y de los problemas que á diario enfrenta; como también es posible que la conversación con personas que cumplen iguales funciones que las suyas en otros lugares le signifique una positiva experiencia sobre cuestiones que ya han sido resueltas en otras Empresas.
b) Que no falte a ninguna de las reuniones a que es llamado por su Sindicato, por insignificantes que pudieran parecer los ternas por tratarse; no hay que olvidar que en esas reuniones pueden tomarse decisiones que interesan a todos.
c) Que lea todas las publicaciones que le provea el Sindicato y otras que pueda obtener para informarse lo más ampliamente posible de todo cuanto esté vinculado con el desempeño de su función.
2 Podrá responder así, con pleno conocimiento, a todas las preguntas que sus compañeros le hagan acerca de la marcha del sindicato y respecto de otras cuestiones de carácter sindical. EI Delegado no debe cansarse nunca de informar al resto de los trabajadores respecto de todo aquello en que demuestren interés. Nunca se limitará a trasmitir noticias por medio de pizarras y murales. Además de ello, la explicación directa estará siempre dispuesta en boca del Delegado.
3. Sobre estas bases, el Delegado se colocará en inmejorables condiciones para interesar a sus compañeros sobre la vida y desenvolvimiento de su Sindicato; sólo de este modo los trabajadores irán formando conciencia sobre el valor de su Organización y la importancia que puede tener su ayuda para hacerla más grande y fuerte. Ya lo hemos dicho: una acción importante del Delegado consiste en colaborar para el fortalecimiento del Sindicato procurando nuevos afiliados; ayudando a quienes ya lo son para que comprendan cuan necesaria es la participación de todos los trabajadores en la vida del Sindicato; demostrando a cada instante que así como el Convenio Colectivo de Trabajo y tantos otros beneficios son consecuencia de la acción sindical, la Organización a la que pertenecen podrá asumir mejor la defensa del trabajador en la medida en que Todos permanezcan unidos en torno de ella; explicando que el Sindicato protege a todos los trabajadores y que, consecuentemente, todos los trabajadores deben pertenecer al Sindicato; informando respecto de cómo funciona una entidad gremial y de qué manera los trabajadores pueden controlar su manejo; enseñando la trascendencia del movimiento obrero organizado; en suma, tratando de convertir a cada trabajador en un miembro activo del Sindicato.
4. El Delegado procurará —y se asegurará— que todos los integrantes de su grupo asistan siempre a las Asambleas del Sindicato, conversando, si es necesario, con cada uno de ellos.


El Delegado y el Convenio
Los derechos y obligaciones de los trabajadores están escritos ren las Leyes y, particularmente, en el Convenio Colectivo de Trabajo.
Como la mayor parte de las quejas de los trabajadores se refieren al no cumplimiento del Convenio por la Empresa, es una primera obligación básica del Delegado tener un conocimiento lo más completo posible de todas sus cláusulas, aún de aquellas que parezcan de poca importancia.
El Convenio no es copia de un libro ni un conjunto de hojas hechas al correr de la máquina. Para su confección ha sido necesarios muchos días de conversaciones y discusiones entre los representantes de los trabajadores y de los patrones. No pocas veces se consigue el Convenio definitivo luego de largo tiempo de tratativas; una vez firmado por las partes, su cumplimiento se hace obligatorio para unos y otros.
Sin embargo, pese a que el Convenio es como una Ley escrita que se han comprometido a respetar patrones y trabajadores nunca falta alguien que, por ignorancia, interpretación errónea, egoísmo, afán de lucro y aún mala fe, deje de cumplirlo. El Delegado debe velar constantemente para que ninguna de sus cláusulas sea burlada.

El Delegado tiene que leer el Convenio—al igual que las Leyes laborales y provisionales— una y otra vez hasta compenetrarse debidamente de todo cuanto en él se establece. Como no puede saberlo de memoria, tendrá-siempre a mano un compendio con las Leyes y Convenios para salvar cualquier duda. Para él caso de que no entendiera debidamente cualquier disposición legal, consultará de inmediato con los dirigentes de su Organización. El Sindicato siempre está a su servicio.

EL DELGADO Y LA CAPACIATACION
Insistimos en que la función de Delegado no es fácil. Además de mantener un correcto comportamiento en cada circunstancia y frente a cualquier tipo de problema, necesita conocer muy bien las Leyes y Convenios donde se establecen los derechos y obligaciones de los trabajadores para defender sus intereses de la mejor manera posible. Tiene que estar suficientemente informado acerca de otros problemas gremiales no-solo para sí mismo sino para responder con certeza las consultas que le formulen sus compañeros y para interesarlos y orientarlos en las actividades sindicales. Igualmente, está obligado a interiorizarse de muchos otros que se refieren a la fábrica o empresa en la que se desempeña, a la industria a que pertenece, a su país y al mundo. Como les pasa a todos, la vida de hoy exige saber cada vez más sobre muchas cosas.

Y para saber más es indispensable capacitarse, es decir, adquirir conocimientos, experiencia y formarse un criterio amplio y sólido respecto de lo que ocurre a nuestro alrededor y más allá de él.
El Delegado debe leer leer y leer cuanto pueda. Además de las Leyes y Convenios que le interesan directamente, tendrá que leer diarios, revistas, el periódico y otras publicaciones sindicales y libros que seguramente encontrará en la Biblioteca de su Sindicato.
Pero esto no es aún suficiente. A la lectura tendrá que agregar su asistencia a los cursos que se dicta en su Organización; si cree, incluso, que hacen falta otros cursos, lo sugerirá a los dirigentes. Cambiará ideas, de modo permanente, con directivos y otros Delegados, porque el diálogo es otro de los muy buenos instrumentos para aprender y para hacer nuevas experiencias.
Alguien ha dicho que "la capacitación es el único medio de alzarse sobre los pies y tener los ojos claros para ver no sólo lo de
hoy sino lo de mañana".

El Delegado y su Meta

A medida que el Delegado se interioriza bien de sus funciones toma afecto a sus compañeros, entiende mejor lo que significa su Sindicato y se capacita, va comprendiendo que su camino se abre a nuevos horizontes.
Es probable que su buen desempeño como Delegado haga que muchos trabajadores piensen que ahora puede ser más útil desde nuevas funciones y se lo promueva para integrar los Cuerpos Directivos del Sindicato.
De este modo, y a partir de la honestidad y capacidad demostrada en el desempeño del cargo de Delegado, puede escalar posiciones cada vez más importantes dentro de la jerarquía sindical.
Claro que todo esto no es fácil ni sencillo. Pero es posible. Y para lograrlo hay una sola receta: trabajar mucho y generosamente en beneficio de los demás; tener firme voluntad; poner cariño en lo que se hace; capacitarse permanentemente; proceder siempre con honradez.

La carrera del dirigente sindical es larga y dura. Pero puede recorrerse sin dificultades si se es honesto y capaz. Un buen Delegado puede llegar, con tiempo y esfuerzo, a ser un excelente Secretario General de su gremio. Entonces se le presentará la oportunidad de trabajar en favor de todos los compañeros del gremio.

El Delegado y los Reclamos
Diremos que un reclamo o una queja es el pedido fundamentado y tramitado orgánicamente, que se formula frente a la violación de una Ley, Convenio u otra norma legal o de prácticas laborales que la costumbre ha establecido en los lugares de trabajo.
Analicemos esto:

a) El pedido tendrá que estar fundamentado, es decir, acompañado por argumentos y razones suficientes yodaras que lo justifiquen.
b) El pedido deberá ser tramitado orgánicamente, o sea, en
forma ordenada y a través de caminos ya fijados y no de
cualquier manera.
c) El pedido puede hacerse no sólo cuando se viola alguna
norma legal sino también cuando la Empresa desconoce reglas o tratos que la costumbre ha impuesto como valederas.

El Delegado recibe constantemente quejas de los trabajadores por dificultades, reales o no, que se presentan en sus tareas. Claro está que no todos los problemas que llevan a su considera¬ción dan motivo para presentar un reclamo ante la Empresa.

Aquí juega la capacidad y habilidad del Delegado para establecer si la petición de un compañero es suficientemente razonable. Para ello, es conveniente seguir cuidadosamente una serie de pasos que aconsejamos como indispensables:

1. En primer lugar el Delegado atenderá, con calma y paciencia, todas las reclamaciones de los integrantes de su grupo. Escuchará con interés; pedirá las explicaciones detalladas que considere conveniente (cómo se produjo el caso; dónde; con quién; etc.) y hará las preguntas necesarias con la mayor claridad para centrar mejor la cuestión. Asegurará ocuparse de inmediato del asunto pero nunca hará promesa alguna por anticipado.

2. Puesto ya a estudiar la situación, el Delegado se dedicará a:
a) Reunir todos los antecedentes del compañero que se siente afectado: nombre y apellido, edad, categoría, antigüedad, lugar de trabajo, etc. y, fundamentalmente, "cómo es". (ya dijimos que el Delegado debe conocer lo mejor posible a cada uno de los trabajadores a quienes representa) .
b) Repasar detenidamente la conversación mantenida con el compañero y los datos y pruebas aportados por él.
c) Solicitar la opinión de otros trabajadores sobre el caso para completar la información
d) Comprobar personalmente todo cuanto le dicen, en la medida de lo posible, y conseguir el máximo de pruebas.

3. Con todos los elementos en sus manos, que conservará convenientemente anotados, se formulará estas preguntas: ¿Ha violado la Empresa el Convenio o alguna otra norma legal?¿Ha tratado la Empresa injustamente al trabajador? En caso de que el Delegado pueda responder "sí" a ambas preguntas, habrá llegado el momento de plantear la queja a la Empresa en la forma que indicaremos más adelante. Si aún tiene dudas, consultará antes con otros Delegados y dirigentes del Sindicato.
Puede ocurrir, sin embargo, que el Delegado haya llegado a la conclusión de que no existen razones para el reclamo porque no ha sido violada ninguna norma legal ni el trabajador ha sido tratado incorrectamente. Entonces, cabe un sólo camino: llamar al compañero interesado y explicarle con claridad, cordialidad y firmeza por qué no corresponde formular la queja.
El Delegado no debe temer quedar mal con el compañero por negarse a llevar un reclamo a la Empresa. Si está seguro de sus argumentos y razones, es preferible proceder asi' antes que defender situaciones que no son legítimas.

Veamos ahora de qué manera se encara la presentación y el trámite de un reclamo:
1. Es muy conveniente que, en todos los casos, un reclamo se haga por escrito y esté firmado. Esta es la forma correcta porque da a la queja más claridad, más solidez y mayores garantías de seguridad en su tratamiento.
Sobre el particular, es aconsejable utilizar un formulario tipo como el que figura en la página siguiente y que será provisto por el Sindicato.
2. Aunque la presentación esté hecha en la forma indicada, el Delegado deberá defenderla verbalmente para lo cual es necesario:

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