miércoles, 11 de junio de 2008

Macri reparte cartas en el Correo

Mixto. A pesar de que hace casi cinco años que dejó la empresa, la estela de Macri sigue pesando en el Correo.
De cara al Bicentenario, las autoridades del Correo Argentino decidieron cambiar de edificio pero no de gerentes. A casi cinco años de la reestatización, el macrismo sigue conduciendo los destinos de la empresa y la línea gerencial de la compañía estatal aún continúa ocupada por hombres que hicieron toda su carrera en el Grupo Socma y se desempeñaron en el Correo durante la gestión de Franco Macri.
La explicación parece hallarse en el acuerdo que aún rige las relaciones entre la familia del jefe de Gobierno y el matrimonio presidencial. La política de no injerencia en territorio ajeno se mantiene inalterable y explica, por ejemplo, que el líder del PRO haya demorado al máximo el momento de pronunciarse sobre el conflicto con el campo o haya evitado acompañar en los actos a las entidades rurales. Como contrapartida, el kirchnerismo porteño se cuida de no poner palos en la rueda de la administración macrista.
Hoy los principales ejecutivos de Macri siguen a cargo del management bajo la conducción del kirchnerista cordobés Eduardo Di Cola. El que marca la línea es el actual gerente general, Rafael Sardella, un íntimo amigo de la familia del jefe de gobierno de la Ciudad que fue ascendido al comienzo de la gestión K. De su área dependen el gerente financiero y el director comercial. En la época del correo privado era el director del Contrato de Concesión y se encargaba de negociar con los funcionarios de turno. Italiano temperamental, los empleados aún recuerdan que en el histórico edificio de Leandro N. Alem llegó a derribar el monitor de una computadora cuando se enteró de una mala noticia.
Sardella no está solo. Los 2.000 gerentes y empleados de rango medio que contrató Macri siguen en funciones. Entre los ejecutivos que lo acompañan aparece el actual director corportativo del Correo, Luis Bouzón, quien formaba parte de su staff en los 90; el director financiero, Oscar Novaro, quien ya se había desempeñado en el área de administración; Edgardo Mignacco, actual director de Operaciones del Correo y el director de Recursos Humanos, Enrique Mangiantini, quien reemplazó en el cargo a Carlos Lelio, otro soldado del macrismo que dejó la gestión estatal sólo para pasar a ocupar un cargo como funcionario del gobierno de la Ciudad. Allí, en el gobierno de Mauricio, Lelio es hoy el director general de Personal Docente y No Docente del Ministerio de Educación.
El caso de Lelio es paradigmático, porque sugiere que los macristas no son más en el Correo K porque Mauricio los necesita en la Ciudad. En Educación revista también Andrés Ibarra, un ex director corporativo del Correo que fue gerente de Boca Juniors durante la gestión del alcalde porteño en el club de la Ribera. Ibarra es el actual subsecretario de Gestión Económica Financiera y Administración de Recursos del Ministerio y suele contradecir al ministro Mariano Narodowski con planteos que representan el fiel pensamiento del jefe de Gobierno. Por último, el actual presidente de Subtes de Buenos Aires Sociedad del Estado (que depende del Ministerio de Desarrollo Urbano), Jorge Irigoin, fue CEO del Correo y pasó luego por OCA y Siemens.
El jefe de Gobierno porteño remarca siempre que puede que no tuvo jamás nada que ver con la gestión del Correo. “De eso, pregúntenle a papá” , afirma cada vez que alguien lo consulta. Los empleados del Correo que lo conocen desde aquella época confirman que Mauricio no iba a trabajar casi nunca, pero insisten en que participa de reuniones de directorio y pasaba seguido a saludar. Como argumento irrefutable, esgrimen que siempre los saludaba “con la mano floja”.
Un directivo le aseguró a este diario que la herencia no se reduce a los gerentes que vienen de la gestión privada. También incluye la contratación de empresas tercerizadas que aparecen ligadas a hombres del Correo de Macri. “Todos los negocios están intactos”, le dijo un sindicalista a este diario. En ese campo, apuntan a Logística de Avanzada, una firma vinculada a Armando Amasanti, ex directivo del Correo que pasó de la administración privada a la estatal, pero al poco tiempo se alejó de la empresa. La otra compañía que suele ser contratada por el Correo es Bayton S.A., una empresa de recursos humanos que le provee personal. Uno de sus directivos es Gustavo Muzlera, director de negocios corporativos de la Región Centro del Correo hasta 2004.
En poco tiempo se conocerán los ganadores de la oferta para remodelar el Palacio de Correos y convertirlo en el Centro Cultural del Bicentenario. Entre las empresas que se presentaron figura IECSA, la constructora que Angelo Calcaterra le compró en 2007 a su tío Franco Macri. Precisamente, Mauricio fue gerente general de IECSA antes de volcarse a la política.
Tras abandonar el Palacio de Correos, el directorio de la empresa ahora funciona en el edificio Columbus, ubicado en Paseo Colon 746, atribuido también al macrista Amasanti.
Mauricio y los Kirchner son adversarios, pero poquito
Un poco. El conflicto agropecuario los distanció, pero sólo un poco. El vínculo entre el gobierno nacional y la gestión de Mauricio Macri es estrecho y muy fluido. Un implícito pacto de no agresión entre las dos administraciones les ha permitido al jefe de Gobierno y a la Casa Rosada acordar una agenda de gestión en común.
El último capítulo de ese convenio lo escribieron apenas dos semanas atrás. El kirchnerismo de la Legislatura le garantizó al macrismo los votos necesarios para aprobar la ley que permitirá la extensión de la red de subtes. Fue uno de los ejes de campaña del PRO, pero es un proyecto que llevará adelante la Secretaría de Transportes de la Nación, autoridad ferroviaria del distrito.
La relación había comenzado a los gritos entre Macri y el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, por el pedido del traspaso de la policía a la Ciudad. Pero las aguas se calmaron e incluso la supuesta urgencia del reclamo se esfumó: el anunciado proyecto de una fuerza de seguridad porteña aún no fue elevado a la Legislatura. La intención del Ejecutivo local es lograr un texto consensuado.
También tienen un acuerdo de desarrollo inmobiliario. La Presidencia quiere avanzar con el proyecto para reformar la zona de Puerto Madero en Retiro. La Jefatura de Gobierno, en la zona sur, pero en tierras fiscales que pertenecen a la Nación. El pacto permitirá que los dos puedan cumplir con sus deseos. La Legislatura es el ámbito donde la crónica del acuerdo se registra en versiones taquigráficas. El kircherismo local fue la única fuerza opositora que hace un mes festejó la postergación decretada por Macri de las elecciones de representantes comunales que debían realizarse en agosto. Unos para no exponerse a una derrota segura y los otros porque se resisten a descentralizar, lo cierto es que la decisión, también acordada, mantiene contentos a ambos.

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