miércoles, 13 de agosto de 2008

Empresas buscan el bienestar de los empleados


Cada vez son más las empresas que fomentan el bienestar físico y espiritual de sus empleados. La calidad de vida en el trabajo, un concepto olvidado por años, empieza lentamente a abrirse paso en un mundo exigente y competitivo. En este contexto, hay una tendencia que viene ganando adeptos: la incorporación a la rutina laboral de algún tipo de actividad física o el ofrecimiento de “mimos” como masajes relajantes o descontracturantes a los empleados.

Así, aparecen distintas opciones de acuerdo a las necesidades y objetivos de la compañía y según la cantidad de empleados y características del grupo. Clases de tai chi chuan, yoga, shiatshu, chi kung, masaje californiano o tailandés, ya forman parte del universo de algunos trabajadores.

¿Tendencia en alza, moda pasajera, compromiso profundo? ¿Por qué las empresas se entusiasman con estas propuestas? ¿Cómo las reciben los destinatarios? “Estas estrategias tienen un doble beneficio porque el empleado mejora su calidad de vida y los empresarios descubren que con el tiempo tienen buenos resultados incluso en el plano económico porque hay más productividad y menos ausentismo”, explica Germán Sclazo, director ejecutivo de Moverse, una organización de empresas de la región, con alcance nacional, que promueve la Responsabilidad Social Empresaria (RSE).

“Desde el momento que se logra un mayor compromiso del empleado con la misión de la compañía, lo que se conoce como ponerse la camiseta, se disminuye la insatisfacción”, detalla Sclazo, quien pone el énfasis en que estas propuestas no cumplen por sí solas el objetivo ya que deben ir acompañadas de “un sistema remunerativo justo y equitativo, condiciones de seguridad e higiene, respeto a los derechos laborales y oportunidad para el desarrollo de las capacidades humanas”.

Es decir, la idea es que los directivos entiendan que la empresa no debe ser un obstáculo para alcanzar un balance entre la vida laboral y personal sino que por el contrario “deben fomentar el equilibrio”.

Las propuestas

Las ofertas en este campo van desde instalar en la propia empresa boxes donde se imparten masajes, mesas de ping pong para que los empleados se entretengan (como hizo la multinacional Google en Buenos Aires) hasta la organización de eventos semanales o mensuales donde se invita a los trabajadores a participar de actividades físicas o creativas al aire libre. En todos los casos, nada está librado al azar, sino que estos servicios se contratan a profesionales idóneos en cada disciplina.

Desde hace tres años, en la empresa Nemo Group, de Rosario, ofrecen clases de tai chi chuan no obligatorias para todos los empleados. Las mismas están a cargo de un profesor especializado. Las actividades se realizan en el ámbito laboral, dentro del horario de trabajo, y en ocasiones al aire libre, en el Parque Urquiza, que queda a metros de la oficina. “La experiencia es muy positiva y los beneficios se vieron rápidamente”, destaca Renato Poloni, gerente general y fundador de esta firma que se dedica al desarrollo de tecnología.

“Nos inclinamos por el tai chi chuan por ser una actividad que no requiere grandes destrezas físicas ni esfuerzos pero a la vez es energético. De hecho, nos sirve para volver a la jornada laboral en buena forma y con una mejor predisposición”, comenta Poloni. ¿Es una moda? “Estas prácticas siempre traen algo positivo y en sí mismo eso tiene un gran valor. Para los empleados es un derecho adquirido y como tal es difícil que después las empresas puedan quitárselo”, agrega.

Otras experiencias

En Sesa Select, una compañía dedicada a la selección de personal con sedes en distintos puntos del país, optaron por brindarle a su gente espacios para ejercicios de relajación. En Openware, una firma rosarina, fueron pioneros en los masajes preventivos, y en el Grupo Dietrich, con casi 200 empleados, crearon un Programa de Bienestar que trabaja con una serie de técnicas originadas en diversas disciplinas corporales e incluso en el teatro.

La responsabilidad empresaria

“No podemos construir un mundo diferente si nos mantenemos indiferentes”, decía Gandhi. La Responsabilidad Social Empresaria se basa justamente en el desafío de construir un nuevo modelo “con un rostro más humano, un ecosistema vivo, articulado y dinámico, en el que empresa y sociedad interactúen positivamente”, según palabras de Federico Seineldin, presidente del grupo Moverse.

Fuente: Diario La Capital, disponible en www.lacapital.com.ar

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